viernes, noviembre 23, 2007

Un buen dia.
Sin un peso en los bolsillo y aun me quedaban como 40 cuadras para llegar a la casa. El celular sin un puto minuto para hacer alguna llamada, y la cabeza me estaba empezado a bombear. Al menos me estaba llegando sangre. Fueron casi dos jabas de chelas las que nos tomamos. Éramos tres. Un compañero con su polola y yo. Si no nos hubiésemos quedado patos estaríamos chupando aun. Pero no se pudo. Por suerte que no se pudo más. Ahora solo me quedaba caminar esas malditas 40 cuadras para llegar a mi casa, a sentir un maldito dolor de cabeza por el resto de la tarde. Y tenía tanto que estudiar. No estaba seguro si mis viejos se habían ido a la casa de mi abuela ya. No podría aguantar una chuchada en ese momento.
Me faltaban como 30 cuadras cuando sonó el celular.
- ¿Que tal señor, como le va?
- Kiuo hueón ¿En que estas?
- Con terrible de sed ¿En que estas tu?
- Caminando pa la casa, recién saliendo de un montón de botellas de chelas que me tiraron en la cabeza. Pero cicatrizo rápido. ¿Qué queris hacer?
- Chuuuu, no se, sus chelas puede ser.
- ¿Chelas? Naaaaaaaaaa, ni cagando. Un juerte podría ser, pero me tendrías que prestar guita o invitar. Quede en pelota.
- Yap, igual puede ser, ¿Donde estas?
- Me faltan como 30 cuadras pa llegar a la casa aun y voy a pata.
- Toma una micro po cagao y vente pa acá.
- Te dije que no tengo ni uno, cero peso. Ven a buscarme.
- Chuuuu, no se si podré. Mi vieja salió pero debe estar por llegar. Cuando llegue agarro el auto y te llamo. ¿Estamos?
- Dale, ahí nos vemos chau.
- Chau.
Su vieja siempre le pasaba el auto. A mi no me lo prestaban porque lo había chocado como 3 veces y me habían suspendido la licencia hasta fin de año. Seguí caminando. Ya me estaba empezando a cansar y no había ni una plaza ni lugar donde sentarse por esas calles. Solo debía seguir caminando hasta que llegaran a buscarme o que llegara a mi casa. Llegar a mi casa era mas probable que pasara en menos tiempo. Ya solo eran como 20 cuadras. De repente volvió a sonar el teléfono. Era mi viejo diciendo que se iban, que no me podían esperar más rato porque mi abuela no estaba bien. Que ella misma había pedido que llamaran a un cura para que la fuese a ver. Ya tenia más de 85 años, parece que llegando a los 90. Siempre estuvo lucida y súper sana, como casi todas las señoras de campo, pero como un año antes le habían empezado dolores y estaba en cama. Les dije que se fueran nomás, que yo llegaría tarde a la casa porque debía pasar a la casa de un compañero a buscar unos libros para un certamen y que me había ido bien en el de la mañana. Y que me dejaran plata para sacar fotocopias a unos libros y unos cuadernos que tenia que devolver esa misma tarde. Puras mentiras. Me dejo la tarjeta. Seguí caminando, ya eran solo 15 cuadras las que faltaban, pero tuve que bajar la velocidad para darles tiempo de que se fuesen. Sonó de nuevo mi teléfono.
- Listo, llego mi vieja, te voy a buscar.
- Buena, pero no nos pedemos ir al toque a mi casa. Debo darle tiempo a mis viejos de que se vallan, pero ven a buscarme, vamos a dejar tu auto y nos vamos pa mi casa.
- Bueno. ¿Dónde estas?
Le di las coordenadas de mi posición y colgué. Pasaron como diez minutos y llegó.
- Demórate más po, las patas se me estaba gastando.
- Que alegai, súbete mierda.
- Vamos pa tu casa que mis viejos se están yendo.
- Ni cagando te llevo a mi casa. Estay pasao a chela y mi señora madre después me funa. Además le dije que saldría en auto y que llegaría en la noche.
- Ya. Llama pa mi casa entonces, pa ver que mis viejos e hallan ido.
Se habían ido, al menos nadie atendió. Llegue. Me baje y mire. El auto no estaba, toque el timbre y no salio nadie. Abrí el portón para que entrara el auto.
- ¿Copete?
- Chucha no tengo, mi viejo lo tiene más que marcado. Déjame sacar la tarjeta que me dejo mi viejo y vamos a comprar algo, saca el auto por mientras.
- Apúrate sipo.
Entre, el televisor estaba prendido y me asuste. Grité y era mi nana. Ella nunca atendía el teléfono, no se porque, pero nunca atendía. Saque la tarjeta, me cambie la polera y las zapatillas y salí.
- Listo. Me dejaron la tarjeta para fotocopias así que tenemos que pasar a algún cajero, ni cagando compro copete con la tarjeta.
- Saca en el supermercado, pa no demorarnos tanto ¿Qué compramos?
- Pisco o ron. Chela nica, y la ultima vez ese famoso whisky que te gusta me cagó la guata y mañana debo estudiar caleta.
- Ron entonces, el pisco no me gusta.
- Dale. ¿Que estabas haciendo? ¿Como te fue en el certamen? Estaba fácil la hueá.
- En la casa, durmiendo, estudie toda la noche, pase de largo. Yo encontré difícil la hueá, ni los torpedos me sirvieron, estoy apretando. Si no apruebo me voy a examen y ni cagando lo paso ahí, el viejo me tiene mala.
- Chuuuu. Yo no estudie tanto, onda como tres días, pero solo en las tardes con esta mina. Es más cabezona.
- ¿Cual? ¿La Marcela?
- No, otra. Una que se sienta siempre adelante y le va la raja en casi todo. Paulina se llama, una de pelo rojo.
- Aaaaa, si la cacho, es piola la mina, y esta harto rica.
- Si, y es seca pal hueveo. Me dijo que llamara si hacia algo, así que de la casa la llamo después, pa que la cachis, es simpática.
- Buena. Dile que lleve alguna amiga si po.
- Yap, pero tenemos que hacer algo piolita si hueón. Nada de dejar la cagá y comerse todo. Mis viejos andan donde mi abuela y parece que la señora esta en la pitilla.
- Y vos tomando, hueón malo, la cagaste.
- Hueón, estudié toda la semana y tengo que estudiar pal lunes y pal martes. Si me echo algo me atraso y no podría salir este año.
- Demás
Llegamos al supermercado, saque plata y compramos dos promociones de ron y cigarros. Cuando llegamos a mi casa guardamos el auto y nos fuimos a la sala del computador. Vasos, hielo, ron, coca-cola, ceniceros. Le dije a mi nana que me preparara almuerzo o algún sándwich. Me conecte a messenger. Saqué mi teléfono, busque el número y la llamé. Estaba con una prima. Que pediría el auto o si la podían ir a dejar. Que llevaría algún copete y que no se demoraría mucho. Me fui a la ducha. A esa hora ya apestaba. Me cambie de ropa. Busque algo para el dolor de cabeza y las gotas en el velador de mi vieja. Mi comida ya estaba lista en una bandeja y a mi ron se le había desecho los hielos. Di un sorbo largo y me puse a comer. No se bien que era. Un budín de alguna verdura y carne, un poco de una ensalada, que seguramente llevaba preparada un par de horas. Termine fui a dejar la bandeja a la cocina y seguí con mi ron. Con la mitad ya estaba arriba de la pelota nuevamente. Sonó el timbre y fui a abrir. Mi nana a esa hora se iba siempre a su pieza y no volvía a salir. Era la Paulina con su prima. Estaban bastante bien las dos. Las hice pasar y les dije que se fueran a la pieza del computador mientras yo iba por más vasos. Cuando volví nadie hablaba. Este hueón frente al computador chateando y dándoles la espalda. Estaba rojo. Algo debió pasar, porque la prima también estaba media roja y mi amiga cagada de la risa. No pregunte nada y me senté. Empezamos a tomar y ya estaba todo mejor. Hablamos del certamen y cosas de la U. La prima por el momento se mantenía callada. Solo tomaba de su vaso y fumaba. Se reía de algunas cosas que decíamos, pero se mantenía callada. Paulina, tomaba, fumaba, se reia y conversaba, mi amigo conversaba bajito y no se reía mucho. Yo ya arriba de la pelota, tomaba, gritaba, conversaba, fumaba y me cagaba de la risa de casi todo lo que hablábamos. Me estaba empezando a gustar mi compañera. Seguimos conversando y en un momento me dijo que estaba pololeando, que llevaba algo así como 2 años y que cuando saliera se pensaba casar. Eso me mató. Yo que juraba que iba tan bien cuando ya había sacado casi todas mis armas de cortejo. Las que a esa hora y en ese estado encontraba más eficaces y prácticamente infalibles. Fue entonces cuando me di por vencido y opte por adoptar otra imagen. Ya me estaba cansando entrar la guata y hacerme el sobrio.
Se acabaron las promos de ron y solo quedaba el copete que ellas habían llevado, así que por la hora y el estado en el que casi todos estábamos, optamos por ir a comprar algo más antes de que cerraran las botillerías. Busque las llaves de la camioneta y no las pille por ninguna parte. Siempre las escondían cuando salían. Así que les dije que yo no podría manejar, entonces Paulina dijo que ella andaba en auto y que fuéramos los dos. Le dije a mi amigo que se quedara con la prima y que volvíamos luego.
- Vamos todos po.
- No hueón. Quédate tu por si llega mi hermana. Si suena el teléfono no atiendas y conversa algo po, no seas mal educado
Me miró con cara de enojado, pero no entendí por que. Tomé mis llaves y las del portón también. Para que no se fuera. Y nos subimos al auto
- ¿A que parte vamos?
- No se. A esta hora se supone que esta todo abierto aun. Pero las botillerías quedan todas más o menos lejos. Sigue por esta misma calle hasta que yo te diga, yo cacho una chica que queda más cerca que el resto
- Ya
- Oye. ¿Qué onda? ¿Por qué este hueón estaba rojo cuando llegué y tu prima también y tú estabas cagada de la risa?
- Es que yo no sabia que este era el hueón que estaría en tu casa y mi prima una vez se lo agarro
- Aaahh. Por eso me miro con cara de enojado y quería venir con nosotros.
- Además cuando estaban agarrando y a punto de, a este hueón no le funcionó la cosa y mi prima lo dejo botado con los pantalones abajo en un campo o algo así. JaJaJa.
- La dura JaJaJa no cachaba. Ooohh que mala, por eso debe estar enojado este hueón. Chucha yo no sabia nada.
- No le digas nada sipo, después se puede picar conmigo.
- No te urjai, no le diré nada. En la próxima a la izquierda y a mitad de cuadra.
- Ya
Me baje a comprar más ron y cigarros. Me subí al auto y volvimos.
- Oye, no te rías ni nada cuando lleguemos a tu casa, pa que no cache que te conté
- Nooo. Además se sentiría como el forro.
Nos bajamos y entramos. Cuando llegamos a la sala del computador, mi amigo estaba sentado al lado de la prima conversando de lo más amorosos. Ahí me reí. No me aguante, pero por la situación pase piola, como que no sabia nada de lo anterior.
- Vamos a tomarnos unos copetes a la terraza. Acá esta lleno de humo y no hace nada de frío, esta piola afuera.- dije
- Demás vamos. -Dijo Paulina- ¿Ustedes van?
- Si altiro ¿vamos para afuera Felipe?- Dijo la prima.
- Nooo, Quedémonos acá un rato más, yo tengo frió- Respondió mientras le trataba de tomar la cintura.
- Ya vamos, los esperamos afuera.
Nos sentamos en una banca vieja que había en la terraza y seguimos conversando.
- Hueón, sube la música y abre la ventana para que se escuche
- Yaaaaa.
Empezó a sonar la música afuera, mientras tomábamos y fumábamos.
- ¿Felipe? Este hueón no se llama Felipe, se llama Arturo ooohhh el hueón chanta, pero igual mejor, para cuidar su nombre y que no todo el mundo sepa su pequeño problema
- JaJaJa eso mismo me pareció a mí cuando mi prima me contó. Me pareció que estaba mal, no cacho a ningún Felipe compañero de nosotros.
Con la luz de la luna, aumentada con la de la terraza se veía más bonita aun. Su pelo se veía la raja. Una polera media escotada dejaba ver un poco sus pechugas. No eran grandes, eran bonitas. Una cintura exquisita con un aro en el ombligo. Y unos pantalones rotos apegados a sus piernas como si fuese su propia piel. Rica. Me volví a enamorar en ese momento. Con esos copetes y esa luz.
Sacó de su bolsillo una hoja de papel doblada. La abrió y saco un pito. Hace caleta que no fumaba. Como tres años, pero no podía decirle que no, a ella no. Di un par de fumadas nomás. Por suerte el pito no me hizo mucho. Ya estaba muy ebrio como para también estar volado. Ella fumó hasta la mitad, lo apagó y lo guardó. Seguimos conversando y tomando. Ya llevábamos como dos ron desde que nos fuimos a la terraza y estos otros dos aun no salían. Entre a buscar más hielo a la cocina y fui a cachar que pasaba. No es que fuese vouyerista, pero era mi casa y debía velar por que nada pasara, además mi hermana podía llegar en cualquier momento y no quería que se pillara con sorpresitas. Y ahí estaban. Mi amigo encima de la prima de mi amiga, tirados en el sillón. El con cara de caliente moviendo las manos por todos lados, tratando de agarrar todo a la vez, mientras ella estaba con la polera en el cuello y los sostenes arriba. Si llegaba mi hermana quedaría la cagada. Me fui al teléfono del pasillo y lo llamé al celular. Le dije que no fuera hueón y que se fuera a mi pieza, que mi hermana podia llegar y toda lesera y corté. Me fui a la terraza y escuché como se cerraba la puerta de mi pieza de un portazo y vi que se apagó la luz. Me senté al lado de Paulina y seguimos conversando. De repente, no se como y como un último recurso en las artes del amor me lancé a darle un beso. Pero me miro y se echo hacia atrás. No me dijo nada. Siguió con su ron, sin decirme nada. Yo seguí con mi ron y no dije nada. Volvió a meter su mano en el bolsillo y a sacar el papel. Lo abrió y dentro tenía otro papel doblado aún más chico.
- ¿Quieres?
- Yapo, pero vamos pa la cocina que acá se pude volar o caer, además así usamos un plato o algo.
- ¿Y estos hueones?
- Se fueron a dormir un rato parece. Tenían sueño, cuando los vi estaban acostados en el sillón.
- ¿Acostados?
- Si, este hueón arriba de tu prima.
- JaJaJa
- Espera un poco porfa, llamaré a mi hermana para ver donde anda y si es que llega o no.
La llamé y estaba donde una compañera. Me dijo que estudiando, pero se escuchaba música y risas por detrás. Estaba carreteando y no llegaría porque dormiría allá.
Piola. En la cocina le pasé un plato y tiró las líneas. Gruesas y largas. Mejor así. Estaba muy curado y sin trampa no duraría mucho más. Jalamos y realmente estaba buena. Me paro de una. Lo malo es que siempre daban ganas de más. A ella también le pasaba lo mismo, así que tiro dos más, un poco más cortas y delgadas y guardo el papel. Ya estaba como nuevo otra vez. Y ahí vino lo mejor. Fue ella la que se paro delante mió y me dio un beso. Nos tiramos sobre la mesa de la cocina y todo se callo al suelo. Mi nana gritó. Le dije que se me había caído algo que después ordenaba. Entonces nos fuimos a la terraza de nuevo. Seguimos fumando, tomando y agarrando a ratos. Solo conversábamos cuando teníamos algún cigarro prendido y parábamos para dar un trago a nuestros vasos. Cuando terminamos de tomar y no quedaba nada en la terraza volvimos a la sala del computador por más. Ahí nos quedamos tirados en el sillón un rato. Hasta que me dijo que nos fuéramos a acostar a alguna cama. Como la mía estaba ocupada nos fuimos a una pieza que estaba para alojados y bodega. Ahí nos empezamos a sacar la ropa y a meternos a la cama. Estábamos por consumar nuestro amor pasajero cuando se levantó y se fue rápido al baño. Estaba solo en calzones. Cuando salió por la puerta la pude ver entera. Era la mina más linda con la que había estado. Al menos de lo que recordaba en ese momento y seguramente era así. Pasaron como 10 minutos y no volvía. Fui al baño. La puerta abierta y ella sentada en el suelo con cara de haber vomitado. Cuando entre me dijo que ya se sentía mejor. Que los jales siempre le cagaba la guata. De repente sentí unas ganas horribles de vomitar también, le dije que se corriera y entre al baño. Después de un rato los dos sentados en el suelo del baño nos empezábamos a sentir mejor. – Vamos a acostarnos- Me dijo. Me lave los dientes y le presté mi cepillo y se los lavó también. Nos fuimos a acostar y a seguir con lo que habíamos dejado inconcluso antes de que ella fuera al baño. No era el momento ni la situación mas romántica que me ha tocado vivir, pero estaba todo bien.

Guillermo A. Zurita Soto.
( 22 / Nov / 2007)

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