miércoles, noviembre 14, 2007

Algo que me recuerda a "Whole Lotta Rosie".
De la de pisco me quedaba la mitad, y cigarros como cinco. Todos se fueron medios enojados conmigo porque me puse a pintarle los monos. Si siempre lo hueviada y nunca me decían nada. Ahora como había más gente sacó la voz. Hueón de mierda. ¿Que se cree? En mi casa nadie me pinta los monos ni me responde en voz alta. A la chucha. Hueón cuático. Y como este hueón era más amigo del resto que yo, todos se fueron. A la mierda todos nomás. Me tomo esta hueá y de ahí veo que hago. Once de la noche. Aun es temprano como para armar o salir a algún carretito. Si es que aparece algo. Es lunes, pero no falta el que agancha con algo. Las piscolas estaban tibias, no me quedaba hielo. Todo se fue en el plato que pusieron para que todos sacaran. Les dije que la hueá se iba a derretir. Con la estufa prendida demás. No me quedaba hielo, solo pedazos deshechos como agua. Prendo un cigarro mientras suena Sabina. Hasta por la música me alegaban siempre. Realmente no se porque siempre traía gente a la casa si se lo pasaban alegando e hinchando. Me serví otra piscola, tibia, casi no quedaba bebida, pero ya estaba lo bastante ebrio como para aguantar piscolas malas. Parece que en el refrigerador quedaba un poco de bebida. Seguramente sin gas, pero piola. Parece que un amigo estaba de cumpleaños esta semana y vivía por acá cerca. Lo llamo y me dice que se esta piscoleando con sus compañeros de departamento y que irían unas minas. Termino mi piscola, prendo otro cigarro, agarro mi chaqueta, billetera y llaves. Me pongo los audífonos y salgo. Son solo siete cuadras. Las camino rápido para no arrepentirme ni fumarme todos los cigarros. He estado fumando más que antes. Debe ser por culpa de los medicamentos. Pasan los pacos cerca mío. Sigo caminando y paso por al lado de ellos. Me miran y siguen. Siempre me miran con mala cara. Saco otro cigarro y me doy cuanta de que no traje fuego. Sigo caminando. Suena “Bella idiota” en los audífonos. La raja esta canción. De un auto me hacen señas como hueveándome y me doy cuenta de que voy cantando a toda raja. Paso la canción y sigo. Una cuadra más y llego. Con el cigarro aun en la mano. 307. – “Abre, soy yo”- Se abre a puerta y entro, subo las escaleras, toco la puerta. Todo se veía medio fome. Tres minas y cuarto hueones. Paso, saludo de lejos y me meto a la cocina. Saco un vaso, le hecho hielo y me siento en la mesa. Apenas conocía a los compañeros de departamento de mi amigo y al otro no, a las minas para nada. Estaban todos arriba de la pelota así que no notaron demasiado mi llegada y siguieron con o que conversaban. La música apestaba, así que la cambie. Alguien dijo algo pero no pesque demasiado y me volví a sentar. Pedí fuego y me quede mirando a la gente. – “Acerca la silla po hueón”- La acerque y escuche lo que conversaban. No se que cosa de sus ramos y de sus practicas. No sabía nada de ese tema, así que me seguí fumando el cigarro y tomando la piscola. Que ahora si estaba helada y rica. Trate de hacer un par de comentarios y de preguntas pero no pasó nada. Era realmente fome todo eso. Al menos para mí. De repente una de las minas se levantó y fue a la cocina. De vuelta traía su vaso con más hielo. – “Permiso. ¿Me das?”- Levantando la botella de pisco. – “Claro, saca”. – Me volví a dar vuelta hacia la conversación, sin interés, pero escuchando. Puso una silla a mi lado y se sentó. Me empezó a halar. No entendí ni pesqué mucho. Me pregunto mi nombre y de donde era. Algo me dijo de lo que estudiaba y de donde era. No recuerdo mucho. Me levanté al baño y cuando salí estaba al lado de la puerta. Y siguió hablando. La puerta aun abierta. Y yo sin mi trago. Me estaba empezando a impacientar, mientras ella no paraba de hablar. De repente me trato de dar un beso y me eché hacia atrás. Con eso cerro la puerta y me empezó a agarrar. No entendía nada. Era inmensa. Creo tenia mas fuerza que yo. Pelo corto ondulado castaño oscuro, una cintura que no quería tocar y unas pechugas que parecían querer salir de su sostén y polera. Un pantalón a la cadera que dejaba verle casi por completo el culo en el espejo del baño. Fea. Guatona. Hasta el momento nunca me había pasado algo así. No podía sacármela de encima, hasta que cedí. El copete siempre me hace ceder. No puedo decir que lo estaba pasando mal. Sonó la puerta y nos dijeron que saliésemos. Ya todos sabían que éramos los dos los que estábamos dentro. Salimos y me fui a sentar y a buscar mi vaso. Ella se volvió a sentar a mi lado y me tomo la pierna. Nunca antes me había sentido ultrajado. No creo haber hecho eso nunca antes a una mujer y por la cabeza no se me pasaba que una mujer a un hombre se lo había hecho antes tampoco. Después de algunas piscolas y cigarros que salían de todas partes, se acabo todo. Me pidieron plata pero no me quedaba. Ningún problema. Salieron algunos a comprar, menos mi amigo con una mina. Mi amigo con la mina fueron a la cocina. Quería ir al baño, pero no me atrevía. Temía ser violentado sexualmente otra vez. Esperé a que mi amigo volviese de la cocina y me levanté. Espere un rato en el baño, tratando de hacer rato para que llegara el resto de la gente, pero nada pasaba. Salí, y ahí afuera, estaba ella nuevamente. Con su inmenso cuerpo que se me insinuaba. Mire al comedor y no había nadie. -“¿Y este hueón?”- “Se fue a su pieza con su mina. Estamos solos”-. Y se me lanzo de nuevo. Realmente no tenía muchas fuerzas como para sacarla y tan malos besos tampoco daba. Me daba la impresión de una vieja de cincuenta y tantos que se me tiraba encima. Me agarro la mano y me llevo a una pieza. Yo tampoco me resistí tanto. Cerró la puerta y seguimos. Creo fue el mejor sexo que he tenido en mi vida, y creo también que mejor que muchos que vendrán. Recordaba “Whole Lotta Rosie” de AC/DC. Y me daba risa. Ni siquiera me saco toda la ropa, como muchas veces antes practícamele me habían exigido. A lo que siempre trataba de escapar para lograr un fetichismo propio prácticamente no experimentado. Ella tampoco se sacó la ropa. Solo se subió la polera hasta sacarse las magas y dejar esas enormes pechugas al aire. Sus pantalones solo hasta las rodillas. A mi casi me raja la polera. Pero creo fue el mejor polvo de mi vida. Una maestra. Salí de la pieza justo antes de que llegaran con el resto del copete. Abrí la puerta. Mientras me ponía la chaqueta. Pedí una par de cigarros, los tomé. Saque una caja de fósforos de la cocina y salí de ahí. Me puse los audífonos y busque Whole Lotta Rosie en el pendrive. Siempre tengo algo de AC/DC para escuchar. Al llegar a la calle sonó mi celular, era mi amigo, el del departamento. Lo apague. Prendí un cigarro caminé a mi casa.
Guillermo Zurita Soto.
(14/11/2007)

No hay comentarios: