.....NO SE ....

viernes, noviembre 23, 2007

Un buen dia.
Sin un peso en los bolsillo y aun me quedaban como 40 cuadras para llegar a la casa. El celular sin un puto minuto para hacer alguna llamada, y la cabeza me estaba empezado a bombear. Al menos me estaba llegando sangre. Fueron casi dos jabas de chelas las que nos tomamos. Éramos tres. Un compañero con su polola y yo. Si no nos hubiésemos quedado patos estaríamos chupando aun. Pero no se pudo. Por suerte que no se pudo más. Ahora solo me quedaba caminar esas malditas 40 cuadras para llegar a mi casa, a sentir un maldito dolor de cabeza por el resto de la tarde. Y tenía tanto que estudiar. No estaba seguro si mis viejos se habían ido a la casa de mi abuela ya. No podría aguantar una chuchada en ese momento.
Me faltaban como 30 cuadras cuando sonó el celular.
- ¿Que tal señor, como le va?
- Kiuo hueón ¿En que estas?
- Con terrible de sed ¿En que estas tu?
- Caminando pa la casa, recién saliendo de un montón de botellas de chelas que me tiraron en la cabeza. Pero cicatrizo rápido. ¿Qué queris hacer?
- Chuuuu, no se, sus chelas puede ser.
- ¿Chelas? Naaaaaaaaaa, ni cagando. Un juerte podría ser, pero me tendrías que prestar guita o invitar. Quede en pelota.
- Yap, igual puede ser, ¿Donde estas?
- Me faltan como 30 cuadras pa llegar a la casa aun y voy a pata.
- Toma una micro po cagao y vente pa acá.
- Te dije que no tengo ni uno, cero peso. Ven a buscarme.
- Chuuuu, no se si podré. Mi vieja salió pero debe estar por llegar. Cuando llegue agarro el auto y te llamo. ¿Estamos?
- Dale, ahí nos vemos chau.
- Chau.
Su vieja siempre le pasaba el auto. A mi no me lo prestaban porque lo había chocado como 3 veces y me habían suspendido la licencia hasta fin de año. Seguí caminando. Ya me estaba empezando a cansar y no había ni una plaza ni lugar donde sentarse por esas calles. Solo debía seguir caminando hasta que llegaran a buscarme o que llegara a mi casa. Llegar a mi casa era mas probable que pasara en menos tiempo. Ya solo eran como 20 cuadras. De repente volvió a sonar el teléfono. Era mi viejo diciendo que se iban, que no me podían esperar más rato porque mi abuela no estaba bien. Que ella misma había pedido que llamaran a un cura para que la fuese a ver. Ya tenia más de 85 años, parece que llegando a los 90. Siempre estuvo lucida y súper sana, como casi todas las señoras de campo, pero como un año antes le habían empezado dolores y estaba en cama. Les dije que se fueran nomás, que yo llegaría tarde a la casa porque debía pasar a la casa de un compañero a buscar unos libros para un certamen y que me había ido bien en el de la mañana. Y que me dejaran plata para sacar fotocopias a unos libros y unos cuadernos que tenia que devolver esa misma tarde. Puras mentiras. Me dejo la tarjeta. Seguí caminando, ya eran solo 15 cuadras las que faltaban, pero tuve que bajar la velocidad para darles tiempo de que se fuesen. Sonó de nuevo mi teléfono.
- Listo, llego mi vieja, te voy a buscar.
- Buena, pero no nos pedemos ir al toque a mi casa. Debo darle tiempo a mis viejos de que se vallan, pero ven a buscarme, vamos a dejar tu auto y nos vamos pa mi casa.
- Bueno. ¿Dónde estas?
Le di las coordenadas de mi posición y colgué. Pasaron como diez minutos y llegó.
- Demórate más po, las patas se me estaba gastando.
- Que alegai, súbete mierda.
- Vamos pa tu casa que mis viejos se están yendo.
- Ni cagando te llevo a mi casa. Estay pasao a chela y mi señora madre después me funa. Además le dije que saldría en auto y que llegaría en la noche.
- Ya. Llama pa mi casa entonces, pa ver que mis viejos e hallan ido.
Se habían ido, al menos nadie atendió. Llegue. Me baje y mire. El auto no estaba, toque el timbre y no salio nadie. Abrí el portón para que entrara el auto.
- ¿Copete?
- Chucha no tengo, mi viejo lo tiene más que marcado. Déjame sacar la tarjeta que me dejo mi viejo y vamos a comprar algo, saca el auto por mientras.
- Apúrate sipo.
Entre, el televisor estaba prendido y me asuste. Grité y era mi nana. Ella nunca atendía el teléfono, no se porque, pero nunca atendía. Saque la tarjeta, me cambie la polera y las zapatillas y salí.
- Listo. Me dejaron la tarjeta para fotocopias así que tenemos que pasar a algún cajero, ni cagando compro copete con la tarjeta.
- Saca en el supermercado, pa no demorarnos tanto ¿Qué compramos?
- Pisco o ron. Chela nica, y la ultima vez ese famoso whisky que te gusta me cagó la guata y mañana debo estudiar caleta.
- Ron entonces, el pisco no me gusta.
- Dale. ¿Que estabas haciendo? ¿Como te fue en el certamen? Estaba fácil la hueá.
- En la casa, durmiendo, estudie toda la noche, pase de largo. Yo encontré difícil la hueá, ni los torpedos me sirvieron, estoy apretando. Si no apruebo me voy a examen y ni cagando lo paso ahí, el viejo me tiene mala.
- Chuuuu. Yo no estudie tanto, onda como tres días, pero solo en las tardes con esta mina. Es más cabezona.
- ¿Cual? ¿La Marcela?
- No, otra. Una que se sienta siempre adelante y le va la raja en casi todo. Paulina se llama, una de pelo rojo.
- Aaaaa, si la cacho, es piola la mina, y esta harto rica.
- Si, y es seca pal hueveo. Me dijo que llamara si hacia algo, así que de la casa la llamo después, pa que la cachis, es simpática.
- Buena. Dile que lleve alguna amiga si po.
- Yap, pero tenemos que hacer algo piolita si hueón. Nada de dejar la cagá y comerse todo. Mis viejos andan donde mi abuela y parece que la señora esta en la pitilla.
- Y vos tomando, hueón malo, la cagaste.
- Hueón, estudié toda la semana y tengo que estudiar pal lunes y pal martes. Si me echo algo me atraso y no podría salir este año.
- Demás
Llegamos al supermercado, saque plata y compramos dos promociones de ron y cigarros. Cuando llegamos a mi casa guardamos el auto y nos fuimos a la sala del computador. Vasos, hielo, ron, coca-cola, ceniceros. Le dije a mi nana que me preparara almuerzo o algún sándwich. Me conecte a messenger. Saqué mi teléfono, busque el número y la llamé. Estaba con una prima. Que pediría el auto o si la podían ir a dejar. Que llevaría algún copete y que no se demoraría mucho. Me fui a la ducha. A esa hora ya apestaba. Me cambie de ropa. Busque algo para el dolor de cabeza y las gotas en el velador de mi vieja. Mi comida ya estaba lista en una bandeja y a mi ron se le había desecho los hielos. Di un sorbo largo y me puse a comer. No se bien que era. Un budín de alguna verdura y carne, un poco de una ensalada, que seguramente llevaba preparada un par de horas. Termine fui a dejar la bandeja a la cocina y seguí con mi ron. Con la mitad ya estaba arriba de la pelota nuevamente. Sonó el timbre y fui a abrir. Mi nana a esa hora se iba siempre a su pieza y no volvía a salir. Era la Paulina con su prima. Estaban bastante bien las dos. Las hice pasar y les dije que se fueran a la pieza del computador mientras yo iba por más vasos. Cuando volví nadie hablaba. Este hueón frente al computador chateando y dándoles la espalda. Estaba rojo. Algo debió pasar, porque la prima también estaba media roja y mi amiga cagada de la risa. No pregunte nada y me senté. Empezamos a tomar y ya estaba todo mejor. Hablamos del certamen y cosas de la U. La prima por el momento se mantenía callada. Solo tomaba de su vaso y fumaba. Se reía de algunas cosas que decíamos, pero se mantenía callada. Paulina, tomaba, fumaba, se reia y conversaba, mi amigo conversaba bajito y no se reía mucho. Yo ya arriba de la pelota, tomaba, gritaba, conversaba, fumaba y me cagaba de la risa de casi todo lo que hablábamos. Me estaba empezando a gustar mi compañera. Seguimos conversando y en un momento me dijo que estaba pololeando, que llevaba algo así como 2 años y que cuando saliera se pensaba casar. Eso me mató. Yo que juraba que iba tan bien cuando ya había sacado casi todas mis armas de cortejo. Las que a esa hora y en ese estado encontraba más eficaces y prácticamente infalibles. Fue entonces cuando me di por vencido y opte por adoptar otra imagen. Ya me estaba cansando entrar la guata y hacerme el sobrio.
Se acabaron las promos de ron y solo quedaba el copete que ellas habían llevado, así que por la hora y el estado en el que casi todos estábamos, optamos por ir a comprar algo más antes de que cerraran las botillerías. Busque las llaves de la camioneta y no las pille por ninguna parte. Siempre las escondían cuando salían. Así que les dije que yo no podría manejar, entonces Paulina dijo que ella andaba en auto y que fuéramos los dos. Le dije a mi amigo que se quedara con la prima y que volvíamos luego.
- Vamos todos po.
- No hueón. Quédate tu por si llega mi hermana. Si suena el teléfono no atiendas y conversa algo po, no seas mal educado
Me miró con cara de enojado, pero no entendí por que. Tomé mis llaves y las del portón también. Para que no se fuera. Y nos subimos al auto
- ¿A que parte vamos?
- No se. A esta hora se supone que esta todo abierto aun. Pero las botillerías quedan todas más o menos lejos. Sigue por esta misma calle hasta que yo te diga, yo cacho una chica que queda más cerca que el resto
- Ya
- Oye. ¿Qué onda? ¿Por qué este hueón estaba rojo cuando llegué y tu prima también y tú estabas cagada de la risa?
- Es que yo no sabia que este era el hueón que estaría en tu casa y mi prima una vez se lo agarro
- Aaahh. Por eso me miro con cara de enojado y quería venir con nosotros.
- Además cuando estaban agarrando y a punto de, a este hueón no le funcionó la cosa y mi prima lo dejo botado con los pantalones abajo en un campo o algo así. JaJaJa.
- La dura JaJaJa no cachaba. Ooohh que mala, por eso debe estar enojado este hueón. Chucha yo no sabia nada.
- No le digas nada sipo, después se puede picar conmigo.
- No te urjai, no le diré nada. En la próxima a la izquierda y a mitad de cuadra.
- Ya
Me baje a comprar más ron y cigarros. Me subí al auto y volvimos.
- Oye, no te rías ni nada cuando lleguemos a tu casa, pa que no cache que te conté
- Nooo. Además se sentiría como el forro.
Nos bajamos y entramos. Cuando llegamos a la sala del computador, mi amigo estaba sentado al lado de la prima conversando de lo más amorosos. Ahí me reí. No me aguante, pero por la situación pase piola, como que no sabia nada de lo anterior.
- Vamos a tomarnos unos copetes a la terraza. Acá esta lleno de humo y no hace nada de frío, esta piola afuera.- dije
- Demás vamos. -Dijo Paulina- ¿Ustedes van?
- Si altiro ¿vamos para afuera Felipe?- Dijo la prima.
- Nooo, Quedémonos acá un rato más, yo tengo frió- Respondió mientras le trataba de tomar la cintura.
- Ya vamos, los esperamos afuera.
Nos sentamos en una banca vieja que había en la terraza y seguimos conversando.
- Hueón, sube la música y abre la ventana para que se escuche
- Yaaaaa.
Empezó a sonar la música afuera, mientras tomábamos y fumábamos.
- ¿Felipe? Este hueón no se llama Felipe, se llama Arturo ooohhh el hueón chanta, pero igual mejor, para cuidar su nombre y que no todo el mundo sepa su pequeño problema
- JaJaJa eso mismo me pareció a mí cuando mi prima me contó. Me pareció que estaba mal, no cacho a ningún Felipe compañero de nosotros.
Con la luz de la luna, aumentada con la de la terraza se veía más bonita aun. Su pelo se veía la raja. Una polera media escotada dejaba ver un poco sus pechugas. No eran grandes, eran bonitas. Una cintura exquisita con un aro en el ombligo. Y unos pantalones rotos apegados a sus piernas como si fuese su propia piel. Rica. Me volví a enamorar en ese momento. Con esos copetes y esa luz.
Sacó de su bolsillo una hoja de papel doblada. La abrió y saco un pito. Hace caleta que no fumaba. Como tres años, pero no podía decirle que no, a ella no. Di un par de fumadas nomás. Por suerte el pito no me hizo mucho. Ya estaba muy ebrio como para también estar volado. Ella fumó hasta la mitad, lo apagó y lo guardó. Seguimos conversando y tomando. Ya llevábamos como dos ron desde que nos fuimos a la terraza y estos otros dos aun no salían. Entre a buscar más hielo a la cocina y fui a cachar que pasaba. No es que fuese vouyerista, pero era mi casa y debía velar por que nada pasara, además mi hermana podía llegar en cualquier momento y no quería que se pillara con sorpresitas. Y ahí estaban. Mi amigo encima de la prima de mi amiga, tirados en el sillón. El con cara de caliente moviendo las manos por todos lados, tratando de agarrar todo a la vez, mientras ella estaba con la polera en el cuello y los sostenes arriba. Si llegaba mi hermana quedaría la cagada. Me fui al teléfono del pasillo y lo llamé al celular. Le dije que no fuera hueón y que se fuera a mi pieza, que mi hermana podia llegar y toda lesera y corté. Me fui a la terraza y escuché como se cerraba la puerta de mi pieza de un portazo y vi que se apagó la luz. Me senté al lado de Paulina y seguimos conversando. De repente, no se como y como un último recurso en las artes del amor me lancé a darle un beso. Pero me miro y se echo hacia atrás. No me dijo nada. Siguió con su ron, sin decirme nada. Yo seguí con mi ron y no dije nada. Volvió a meter su mano en el bolsillo y a sacar el papel. Lo abrió y dentro tenía otro papel doblado aún más chico.
- ¿Quieres?
- Yapo, pero vamos pa la cocina que acá se pude volar o caer, además así usamos un plato o algo.
- ¿Y estos hueones?
- Se fueron a dormir un rato parece. Tenían sueño, cuando los vi estaban acostados en el sillón.
- ¿Acostados?
- Si, este hueón arriba de tu prima.
- JaJaJa
- Espera un poco porfa, llamaré a mi hermana para ver donde anda y si es que llega o no.
La llamé y estaba donde una compañera. Me dijo que estudiando, pero se escuchaba música y risas por detrás. Estaba carreteando y no llegaría porque dormiría allá.
Piola. En la cocina le pasé un plato y tiró las líneas. Gruesas y largas. Mejor así. Estaba muy curado y sin trampa no duraría mucho más. Jalamos y realmente estaba buena. Me paro de una. Lo malo es que siempre daban ganas de más. A ella también le pasaba lo mismo, así que tiro dos más, un poco más cortas y delgadas y guardo el papel. Ya estaba como nuevo otra vez. Y ahí vino lo mejor. Fue ella la que se paro delante mió y me dio un beso. Nos tiramos sobre la mesa de la cocina y todo se callo al suelo. Mi nana gritó. Le dije que se me había caído algo que después ordenaba. Entonces nos fuimos a la terraza de nuevo. Seguimos fumando, tomando y agarrando a ratos. Solo conversábamos cuando teníamos algún cigarro prendido y parábamos para dar un trago a nuestros vasos. Cuando terminamos de tomar y no quedaba nada en la terraza volvimos a la sala del computador por más. Ahí nos quedamos tirados en el sillón un rato. Hasta que me dijo que nos fuéramos a acostar a alguna cama. Como la mía estaba ocupada nos fuimos a una pieza que estaba para alojados y bodega. Ahí nos empezamos a sacar la ropa y a meternos a la cama. Estábamos por consumar nuestro amor pasajero cuando se levantó y se fue rápido al baño. Estaba solo en calzones. Cuando salió por la puerta la pude ver entera. Era la mina más linda con la que había estado. Al menos de lo que recordaba en ese momento y seguramente era así. Pasaron como 10 minutos y no volvía. Fui al baño. La puerta abierta y ella sentada en el suelo con cara de haber vomitado. Cuando entre me dijo que ya se sentía mejor. Que los jales siempre le cagaba la guata. De repente sentí unas ganas horribles de vomitar también, le dije que se corriera y entre al baño. Después de un rato los dos sentados en el suelo del baño nos empezábamos a sentir mejor. – Vamos a acostarnos- Me dijo. Me lave los dientes y le presté mi cepillo y se los lavó también. Nos fuimos a acostar y a seguir con lo que habíamos dejado inconcluso antes de que ella fuera al baño. No era el momento ni la situación mas romántica que me ha tocado vivir, pero estaba todo bien.

Guillermo A. Zurita Soto.
( 22 / Nov / 2007)

miércoles, noviembre 14, 2007

Algo que me recuerda a "Whole Lotta Rosie".
De la de pisco me quedaba la mitad, y cigarros como cinco. Todos se fueron medios enojados conmigo porque me puse a pintarle los monos. Si siempre lo hueviada y nunca me decían nada. Ahora como había más gente sacó la voz. Hueón de mierda. ¿Que se cree? En mi casa nadie me pinta los monos ni me responde en voz alta. A la chucha. Hueón cuático. Y como este hueón era más amigo del resto que yo, todos se fueron. A la mierda todos nomás. Me tomo esta hueá y de ahí veo que hago. Once de la noche. Aun es temprano como para armar o salir a algún carretito. Si es que aparece algo. Es lunes, pero no falta el que agancha con algo. Las piscolas estaban tibias, no me quedaba hielo. Todo se fue en el plato que pusieron para que todos sacaran. Les dije que la hueá se iba a derretir. Con la estufa prendida demás. No me quedaba hielo, solo pedazos deshechos como agua. Prendo un cigarro mientras suena Sabina. Hasta por la música me alegaban siempre. Realmente no se porque siempre traía gente a la casa si se lo pasaban alegando e hinchando. Me serví otra piscola, tibia, casi no quedaba bebida, pero ya estaba lo bastante ebrio como para aguantar piscolas malas. Parece que en el refrigerador quedaba un poco de bebida. Seguramente sin gas, pero piola. Parece que un amigo estaba de cumpleaños esta semana y vivía por acá cerca. Lo llamo y me dice que se esta piscoleando con sus compañeros de departamento y que irían unas minas. Termino mi piscola, prendo otro cigarro, agarro mi chaqueta, billetera y llaves. Me pongo los audífonos y salgo. Son solo siete cuadras. Las camino rápido para no arrepentirme ni fumarme todos los cigarros. He estado fumando más que antes. Debe ser por culpa de los medicamentos. Pasan los pacos cerca mío. Sigo caminando y paso por al lado de ellos. Me miran y siguen. Siempre me miran con mala cara. Saco otro cigarro y me doy cuanta de que no traje fuego. Sigo caminando. Suena “Bella idiota” en los audífonos. La raja esta canción. De un auto me hacen señas como hueveándome y me doy cuenta de que voy cantando a toda raja. Paso la canción y sigo. Una cuadra más y llego. Con el cigarro aun en la mano. 307. – “Abre, soy yo”- Se abre a puerta y entro, subo las escaleras, toco la puerta. Todo se veía medio fome. Tres minas y cuarto hueones. Paso, saludo de lejos y me meto a la cocina. Saco un vaso, le hecho hielo y me siento en la mesa. Apenas conocía a los compañeros de departamento de mi amigo y al otro no, a las minas para nada. Estaban todos arriba de la pelota así que no notaron demasiado mi llegada y siguieron con o que conversaban. La música apestaba, así que la cambie. Alguien dijo algo pero no pesque demasiado y me volví a sentar. Pedí fuego y me quede mirando a la gente. – “Acerca la silla po hueón”- La acerque y escuche lo que conversaban. No se que cosa de sus ramos y de sus practicas. No sabía nada de ese tema, así que me seguí fumando el cigarro y tomando la piscola. Que ahora si estaba helada y rica. Trate de hacer un par de comentarios y de preguntas pero no pasó nada. Era realmente fome todo eso. Al menos para mí. De repente una de las minas se levantó y fue a la cocina. De vuelta traía su vaso con más hielo. – “Permiso. ¿Me das?”- Levantando la botella de pisco. – “Claro, saca”. – Me volví a dar vuelta hacia la conversación, sin interés, pero escuchando. Puso una silla a mi lado y se sentó. Me empezó a halar. No entendí ni pesqué mucho. Me pregunto mi nombre y de donde era. Algo me dijo de lo que estudiaba y de donde era. No recuerdo mucho. Me levanté al baño y cuando salí estaba al lado de la puerta. Y siguió hablando. La puerta aun abierta. Y yo sin mi trago. Me estaba empezando a impacientar, mientras ella no paraba de hablar. De repente me trato de dar un beso y me eché hacia atrás. Con eso cerro la puerta y me empezó a agarrar. No entendía nada. Era inmensa. Creo tenia mas fuerza que yo. Pelo corto ondulado castaño oscuro, una cintura que no quería tocar y unas pechugas que parecían querer salir de su sostén y polera. Un pantalón a la cadera que dejaba verle casi por completo el culo en el espejo del baño. Fea. Guatona. Hasta el momento nunca me había pasado algo así. No podía sacármela de encima, hasta que cedí. El copete siempre me hace ceder. No puedo decir que lo estaba pasando mal. Sonó la puerta y nos dijeron que saliésemos. Ya todos sabían que éramos los dos los que estábamos dentro. Salimos y me fui a sentar y a buscar mi vaso. Ella se volvió a sentar a mi lado y me tomo la pierna. Nunca antes me había sentido ultrajado. No creo haber hecho eso nunca antes a una mujer y por la cabeza no se me pasaba que una mujer a un hombre se lo había hecho antes tampoco. Después de algunas piscolas y cigarros que salían de todas partes, se acabo todo. Me pidieron plata pero no me quedaba. Ningún problema. Salieron algunos a comprar, menos mi amigo con una mina. Mi amigo con la mina fueron a la cocina. Quería ir al baño, pero no me atrevía. Temía ser violentado sexualmente otra vez. Esperé a que mi amigo volviese de la cocina y me levanté. Espere un rato en el baño, tratando de hacer rato para que llegara el resto de la gente, pero nada pasaba. Salí, y ahí afuera, estaba ella nuevamente. Con su inmenso cuerpo que se me insinuaba. Mire al comedor y no había nadie. -“¿Y este hueón?”- “Se fue a su pieza con su mina. Estamos solos”-. Y se me lanzo de nuevo. Realmente no tenía muchas fuerzas como para sacarla y tan malos besos tampoco daba. Me daba la impresión de una vieja de cincuenta y tantos que se me tiraba encima. Me agarro la mano y me llevo a una pieza. Yo tampoco me resistí tanto. Cerró la puerta y seguimos. Creo fue el mejor sexo que he tenido en mi vida, y creo también que mejor que muchos que vendrán. Recordaba “Whole Lotta Rosie” de AC/DC. Y me daba risa. Ni siquiera me saco toda la ropa, como muchas veces antes practícamele me habían exigido. A lo que siempre trataba de escapar para lograr un fetichismo propio prácticamente no experimentado. Ella tampoco se sacó la ropa. Solo se subió la polera hasta sacarse las magas y dejar esas enormes pechugas al aire. Sus pantalones solo hasta las rodillas. A mi casi me raja la polera. Pero creo fue el mejor polvo de mi vida. Una maestra. Salí de la pieza justo antes de que llegaran con el resto del copete. Abrí la puerta. Mientras me ponía la chaqueta. Pedí una par de cigarros, los tomé. Saque una caja de fósforos de la cocina y salí de ahí. Me puse los audífonos y busque Whole Lotta Rosie en el pendrive. Siempre tengo algo de AC/DC para escuchar. Al llegar a la calle sonó mi celular, era mi amigo, el del departamento. Lo apague. Prendí un cigarro caminé a mi casa.
Guillermo Zurita Soto.
(14/11/2007)

jueves, noviembre 08, 2007

Escondido.


Ya eran casi dos horas las que parecía llevar escondido ahí. El olor era algo asqueroso. El agua era turbia, café media verde. Era obvio que estaba rodeado de ratones, y de os grandes. De esos capaces de matar a un perro. Pero aun así no podía salir. Con una caja de cartón y unas ramas se tapaba la cabeza. Solo los ojos y la nariz alcanzaban a estar fuera de agua. Tenia la boca apretada para que no le entrara agua. Era asqueroso, quería vomitar y no podía. Lo podrían escuchar. Y eso era lo que menos quería .Prefería tragar agua y pasar el resto de la noche ahí, a que lo escuchara alguien y supieran donde estaba. Le dolía el brazo y las costillas, cerca del estomago. Pero aun así no podía rendirse. El dolor lo tenía medio inconciente. Pero luchaba. Las estocadas fueron rápidas y precisas. Pero las suyas fueron letales, una sola pero mortal. Sabía que fue mortal. Al ver como se cristalizaban los ojos de su enemigo. Como sus ojos de un momento a otro quedaron totalmente vacíos, y ya no reflejaban nada. Fríos. Vacíos. Lo sintió cuando las manos de su victima le dieron un último y suave apretón a sus propias manos que sostenían el estoque. Rojas. Humedecidas. De sangre y sudor. Temblorosas pero firmes. Decididas, como pocas veces lo estuvieron antes. Cuando sus manos soltaron el estoque, sintió como las otras manos, heladas e inertes. Soltaban las suyas. Vio como delante de sus ojos se desvanecía el cuerpo de su enemigo. Como caía al suelo, al igual que como lo vio en sus ojos, vació.
En ese preciso instante supo que debía correr. Correr como nunca antes pensó correría. Apenas escucho ese grito supo que debía correr. “Asesino, pendejo de mierda mataste a mi hijo”, “Asesino”. Mientras corría sentía los gritos dentro de su cabeza “Mi hijo”, “Asesino”. Todo el resto parecía estar apagado. No lograba escuchar a sus captores, pero sabía que lo seguían. Los vio cuando volteo la cabeza en un minuto en que pensó dejar de correr y volver, pero vio el odio en sus caras. El mismo odio que él tenía hace tan solo unos minutos y que lo llevo a hacer lo que ahora lo obligaba a correr. Y por eso sigue corriendo. Escapado. Ese sector no era su tierra. Lo desconocía. Solo estuvo ahí en un par de ocasiones. Solo recordaba un basural y un canal que había por algunos de esos pasajes. Se pillo con el canal primero.
Siempre fue valiente. Achorao. Para el no había nada ni nadie sobre el. Su infancia fue dura. Eligió serlo más. De los más duros entre gente dura. Nunca nadie la había quitado nada. Pero el a otros mucho, muchas veces. Por eso cuando le quitaron su mayor tesoro, su único tesoro, no tuvo otra opción. No podía mostrarse débil. No lo fue nunca. Menos por la culpa de una mujer. La mujer que lo transformaría en hombre, en padre. No le podían quitar sus únicos tesoros. Tenia que cobrarlo.
Ya el dolor no se sentía tanto. Sentía sueño. Ya eran más de tres horas las que llevaba ahí. En los últimos veinte minutos había tragado bastante agua bastantes veces. Sentía sueño. Sus piernas se doblaban. Sus brazos ya no respondían y se resbalaban de las paredes a las que se trataba de aferrar. Cansancio y frío. Un par de lágrimas brotaron de sus ojos. El sueño lo venció. La próxima semana cumpliría los 15 años. Pero sus piernas se volvieron a doblar y sus ojos y nariz no volvieron a asomarse a la superficie.

Guillermo Zurita Soto.
(08 -11 – 2007)

miércoles, noviembre 07, 2007


Una tarde de calor.

- Con tres hielo porfa, que estoy cagada de calor.
- Tú me avisas hasta donde.
- Dale nomás, que flote el hielo.
Ya llevábamos la mitad de la botella de pisco abajo y seguíamos. Eran las 3 de la tarde, el sol arriba picaba como enfermo. Ni una brisa. Con todas las ventanas abiertas y cagados de calor. Yo quería chela pero a esta mina nunca le ha gustado la chela, que va mucho al baño con las chelas dice siempre.
- ¿Y que hacemos? No quiero quedarme toda la tarde acá. Igual esta piola el día como pa ir a algún parque o a la playa.
- ¿A cagarnos de calor a la playa y a bañarnos curaos? Estay hueón. Quedémonos acá nomás. Además en cualquier parque nos funan los pacos.
- Vamos pa la U entonces, pa los pastos.
- Nos funan los guardias.
- Aaaaa!!! Que te ponis lesa. Yo quiero salir. Ni cagando me quedo encerrado acá, estoy cagao de calor y con piscola más calor me da. ¿Préstame teléfono? Voy a llamar a alguno de estos hueones pa ver si quiere salir.
- Claro, llama nomás, pero después no me vangai a huevear con que no aperro ni que soy mala onda. ¿Ok?
- Yaaaoooo, espera mmmmm a este hueón.- Marco el número, dos tuuut y atiende.
- Hola hueón. ¿En que estay?
- Kiuo, acá en la casita nomás, cagao de calor, con terrible di sed y usté?
- En lo mismo, cagao de calor, pero con piscola y con ganas de salir a por unas chelas, ¿Vamos?
- Yapo, vamos pa la U, parece que había un amigo tomando chela allá, y andaba con joints. ¿Me pasai a buscar?
- Yap, toco el citófono y bajas, ¿tienes envases?
- No, pero mejor compramos latas, ahí vemos, chauuuu socio.
- Cambio y fuera.
Cuelgo el teléfono y me levanto de la cama.
- Ya. Yo voy pa la U con este loco, ¿tu vas o te quedas cagá de calor acá? Vamos a tomarnos unas chelas y parece que algún cañito.
- Ándate a la chucha maricón, ándate con tus chelas y tus caños, a mi déjame sola.
Me gritó. No se por que estaba tan enojada si la había invitado antes, y no era culpa mía que no le gustara la chela y menos el calor que hacia.
- Aaaaa te ponis hueona, ya me voy, después te llamo cuando se te pase la pataleta, chauuu.
Cerré la puerta de la pieza y sentí un gran golpe en ella. Debió ser un zapato, el teléfono o el control remoto del televisor. No se que, pero sonó fuerte y me fui.
Caminé rápido. Tratando de buscar las sombras de los árboles y de los techos de algunos negocios que alcanzaban a tapar algo de la candente vereda. Eran solo cinco cuadras. Siempre con lluvia las cuadras se hacen largas, pero esta vez, con tanto sol, eran interminables. Sentía el calor en mis brazos, atrás del cuello. La polera pegada a la espalda y esas piscolas que lo único que hicieron fue adelantarme un dolor de cabeza y aumentar mi temperatura aun más.
Por fin llego a al puerta del edificio y toco en el citófono en numero 607 una vez. Toco el 607 otra vez. Casi la tercera vez y escucho. – Voy bajando- Espero un rato suena la puerta y se abre.
- Kiuo la cagó el calor, estaba tratando de leer una hueá pa mañana, pero ni cagando sigo, me estaba empezando a doler la cabeza. ¿Y tu? Pensé que estabai en la casa de esta mina.
- Sssi, pero estábamos con piscolas y me estaba muriendo de calor y aburrió. Le dije caleta de veces que saliéramos a tomarnos unas chelas o por ultimo a dar una vuelta y me dijo que no, que estaba piola ahí y cuando te llame y le dije que vendría para acá, me mando a la mierda y se enojó. Hasta tiro una hueá a la puerta cuando la estaba cerrando.
- Ooooooohhhhhh con cuática la eñora. Pa mi que anda atrás tuyo y como cacha que tu naniná se enojó.
- No creo. Se pico porque la deje con la piscola preparada y con la mitad de la promo ahí en la pieza, y ella quería seguir tomando, y ni cagando toma sola.
- ¿Y quien se puede enojar por que le dejen un copete en la pieza, y hasta servido? JaJaJaJa, pa mi que esta picá.
- Demás que se picó, pero porque la deje sola, no por las hueás que se te ocurren a ti. ¿Compramos chelas acá o en el supermercado?
- Acá nomás, la otra hueá debe estar llena, y es casi nada la diferencia ¿Su pack?
- ¿Por que no dos digo yo? Asi por decir nomá, un número al azar, digo yo.
- Dele.
Caminamos un rato hasta llegar a los pastos de la U. Estaba lleno. Ningún lugar con sombra vació. Todos estaban debajo de los árboles escondidos, salvo un par de hueones con pinta de artistoides que llegó al medio de los pastos con un quitasol- Maricones, Son gay, Son pololos- Todos cagados de la risa gritando leseras, hasta que voló la primera lata, que no llego muy cerca. Después de esas volaron dos más, que algo más se acercaron. De las cinco siguientes una pego en el quitasol y saltó chela por todas partes. Para llegar tan lejos debió estar de chela. Pero al parecer el líquido no era chela. Los supuestos artistas tomaron sus mochilas, su quitasol y se fueron.- Se sintieron las niñas. Se van a poner a llorar, Son pololos- Todos cagados de la risa de nuevo.
Caminamos alrededor de los pastos, bajo la sombra de los árboles buscando un lugar. Los únicos sin gente apestaban a orina y algunos a fecas también. Estábamos por llegar la final y pillamos un lugar vació.
- Acá esta piola. Además no hay más lugares.
- Demás. Oye, cuando me llamaste, fui donde mi vecino a ver si tenia joints y me dio estas hueás. Cacha, JaJaJa. Media estampilla pa cada uno JaJaJa.
- Oooohh La raja, pero que onda. ¿Como te las pasó?
- Me las vendió po. Le llegaron ayer y me había dicho hace tiempo que me guardaría una cuando tuviese. 10 luquitas la estampilla, y si están buenas le podemos decir que nos guarde más. ¿Te parece?
- Piola demás, démosle.
- Ya, pero si le encargamos tiene que ser pa tomarlos luego. Estas hueás no duran mucho parece. ¿Andai con tijeras, cuchillo o algo pa cortar?
- Buta no, pero consigámonos. Demás alguien anda con algo. Saca unas chelas mientras.
Salí a caminar por los diferentes grupos a ver si alguien tenía alguna tijera o algo. Volví con una tijera chiquita.
- Acá hay una, es rechica sipo.
- Esta hueá parece que es pa cortarse las uñas, JaJaJa que asco.
- No creo que sea pa eso. Pero igual quémala con el encendedor JaJaJa por siaca.
Sacó la billetera y del bolsillo de las monedas, un padrazo de papel aluminio. Lo abrió y ahí estaba la estampilla. Era una mierda de cartón que cualquier persona que lo viera, lo botaría a la basura, o se la comería pensando que no es nada. Yo me la comería. Me como hasta los boletos de las micros apenas me siento. Lo cortó en diagonal.
- Un triangulo pa cada uno, anda a devolver la tijera mientras.
- Ya espera.
Cuando volví se estaba fumando un cigarro sentado sobre su mochila con la chela entre las piernas. Con una mano tomaba el cigarro y con la otra jugaba con el papel aluminio.
- Deja esa hueá tranquila o guárdala. Se te va a caer y nos funamos, y ahí no te pago ninguna huea.
- Aaahh Que te ponis hueón. Este es otro pedazo de papel. Tomémonos un pack. Al descansar antes de abrir el segundo nos mandamos la huea, con un par de puchos, después las chelas y nos vamos pa mi departamento a ver unas películas que me prestaron, que son pa cagarse de la risa.
- Dale. Pero primero veré si esta loca esta enojada. Cuando nos tomemos las hueás la llamo.
- No te pongai hueón. ¿Y si esta enojada y te pinta el mono pa que te vallas para allá?
- No voy po.
- Aaa claro. Entonces pa que quieres saber como esta. Si la mina se pica o algo te va a llamar, si quiere algo te va a llamar. No la llamis tu hueón, además si te funa, me funa a mi también po. Yo no me quiero tomar esta huea solo. Que fome. No me caguis. Además dijste que ni te gustaba. ¿Pa que la vas a llamar?
- Bueno, si llama, llama, sino no.
- Además podría pensar que te quieres casar con ella JaJaJa.
- JaJa Ahueonao
- Ya tomemos esta hueá que hay cosas que hacer.
Terminamos el pack y sacamos los cigarros, para que se nos secara bien la boca.
- ¿Como se toman estas hueás? Se ponen bajo la lengua, eso lo sé ¿Pero cuanto rato?
- Eso no cacho. Como 20 minutos parece o lo que te dure, si dura mucho, muérdelo o trágatelo. Si la hueá igual va a hacer efecto, pero mejor que se absorba por la boca.
- Aaahh piola.
- Entonces démosle.
- Ya, déjame sacar la hueá.
Agarra la misma bolita de papel aluminio con a que jugaba, la estira y saca un triangulo. Se lo pone debajo de la lengua y me pasa el papel.
- Viste que eres hueón, se te pudo caer en el pichi de algún hueón, hasta de un punky, JaJaJa que asco.
- JaJaJa. Tomate la hueá y déjate de huevear.
- Me cagaste esta más chico que el tuyo.
- Cállate y tomate la hueá.
Me moje la punta de un dedo, toque el cartón y me lo puse debajo de la lengua.
- ¿Cuanto rato se demorara esta hueá?
- No se, no cacho. Me dijo que estaban buenos así que no creo que se demoren mucho.
- Piola. Oye, ¿Hay alguna hueá pa esta semana?
- Pa mañana un trabajo de computación parece, pero en mi casa le pedimos a alguien que nos lo mande por messenger, era una hueá nomás.
- Piola ¿Andai con tu pendrive?
- Si ¿Porque?
- Póntelo. Yo voy a escuchar música un rato.
- Yap, Mejor, me estabai aburriendo.
- Avísame cuando te vallas a tragar la hueá. Pásame fuego.
- Préstame fuego por favor.
- Pásame la hueá y cállate JaJaJa.
- Toma culiao.
Yo no tenía pendrive. Me lo habían robado, pero si tenia mi fiel discman con mp3, y justo andaba con un disco de Trainspotting en el porta cd. Lo puse pa cagarme de la risa imaginándome como me volaba de a poco. Pero a la tercera canción me aburrió y lo cambie por uno de la Naranja Mecánica. Muchísimo mejor. Prendí otro cigarro, y sentí un tirón en el brazo.
- ¿Qué? ¿Te lo tragaste ya? Tan luego.
- No hueón, vienen los guardias y están echando a la gente. Vayámonos pa otro lado.
- Ya, pero no pa tu casa aun. Busquemos otro lugar con sombra, me derrito si nos ponemos al sol. Soy un bombón JaJaJa.
- Hueón gay, vamos a la cancha. A esta hora demás hay alguien jugando fútbol o corriendo y nos ponemos a ver a la gente. Ahí la galería está a la sombra y los guardias no huevean.
- Yapo, te toca llevar la mochila.
Caminamos como 10 minutos. La cancha quedaba al otro lado del campus. Todo era sol. Un asqueroso sol. Llegamos casi muertos a la galería de la cancha. No había nadie. Nadie jugando. Nadie corriendo. Todo vació. Salvo una pareja que estaba en un extremo da la galería. Así que para no molestar nos sentamos en el otro extremo lo mas arriba posible. Sacamos las otras chelas y otro cigarro para cada uno. Me saque los audífonos y apague el discman.
- ¿Te tragaste la hueá?
- Hace rato. Un rato después de que nos fuimos de los pastos.
- Aaaaa yo aun la tengo, la dejare hasta que la chela se la lleve. ¿Te ha hecho algo?
- No creo, el calor de mierda me tiene loco, y me anduve mareando un poco con las chelas, ¿Y a ti?
- No creo, estoy igual que tú creo.
Nos quedamos mirando la cancha, tomando chelas y conversando de cualquier cosa. Después de 20 minutos sonó mi teléfono.
- ¿Dónde estas? ¿Vas a volver para acá? Ya no hace tanto calor. ¿Con quien estas?
- ¿Alo? ¿Quien es?
- ¿Cómo que quien es? Yo po ¿En que están? ¿Que tomaste? ¿Están fumando?
- JaJaJa - Me empecé a cagar de la risa.
- ¿Qué pasa? ¿Quién te llamaba?
- Espera- Puse el teléfono en altavoz.
- Yapooo ¿Donde estas? ¿Con quien estas? Están volaos los hueones ¿Que están tomando? Oyeee, me voy a enojar.
Empezó a gritar cada vez más fuerte por el teléfono. Como desesperada de que no le respondiese.
- Voy altiro pa allá. ¿Donde estas? Dime donde están.
- JaJaJa- corté
- JaJaJaJaJa.
Nos seguíamos riendo. Volvió a sonar el teléfono. Atendí y lo puse en altavoz.
- ¿Dónde estas?
- ¿Dónde estas? ¿Donde estas? – Repetíamos.
- Yapo, están súper volaos.
- Súper volaos , súper volaos, volaos, laos , laos JaJaJaJaJa.
Y volvió a cortar. No llamó más. No creo que llame más.
Estaban buenísimo, realmente buenos. Nunca antes había probado ácidos, pero los estaba encontrando la raja.
- Hueón estoy la raja.
- Te dije que eran buenos, JaJaJa. ¿Que onda esta mina? JaJaJa se cree tu mamá. JaJaJa.
- JaJaJa esta loca la cagó, JaJaJa, se cree mi señora.
- JaJaJa ¿Dónde estas? JaJaJa ¿Donde estas? JaJaJa.
- Oooohhh la cagó, JaJa Oye, mira pa allá. Parece que esos hueones son los que echaron a chelazos de los pastos.
- JaJa Aahh(suspiro) ¿La dura? No creo ¿A ver?
Nos quedamos mirando largo rato. Pegados mirando.
- No son. Son otros.
- Hueón mira las mochilas, andan vestidos igual que los de los pastos.
- Naaaa no son.
- Hueón mira atrás, esa huea de colores es el quitasol. Mira.
- JaJaJa Siiiiii JaJaJa Son los pololos JaJaJa.
- JaJaJa Siiiiii JaJaJa.
- ¡Son pololos, Son pololos! - se puso a gritar.
- JaJaJa Siéntate hueón y cállate JaJaJa.
- ¡Son pololos, son pololos¡- Seguía gritando.
De repente se pararon los dos.
- Viste. Ahora se van por que les funaste el pololeo JaJaJa.
No se iban, empezaron a caminar hacia nosotros y se pusieron a gritarnos
- Hueón. Vayámonos. Nos van a sacar la chucha.
- Cállate si no pasa nada.
Cuando ya estaban delante de nosotros, el más grande de los dos se puso a gritarnos y a ofrecernos combos.
- Cálmate, si este hueón anda volao y estamos medios curaos. No te pongai hueón.
- Si siguen gritando hueás, pendejos. Les sacamos la chucha acá mismo.
Se dio media vuelta y se fueron a sentar.
- Y que tanta hueá ¡Son niñitas, son niñitas!
- Cagaste hueón. – grito uno.
Venia caminando gritándonos hueás, listo para sacarnos la chucha a los dos.
- ¡A ver, a ver, jóvenes! ¿Que pasa acá?
Era un guardia en moto. Nunca me cayeron bien los guardias hasta este momento. Se bajo de la moto y saco la radio.
- Necesito a alguien en la galería del estadio, posible gresca. Cambio.
Se creía Rambo.
- JaJaJa – Empecé a reír.
- ¿Algún problema joven? ¿Su carné de estudiante?
- JaJaJa altiro. JaJaJa.
- ¿Están bebiendo? Ustedes como estudiantes de esta universidad saben que no pueden estar bebiendo en este lugar.
- Unas chelas nomás mi cabo. Son pa la calor que esta tan refuerte JaJaJa.
- JaJaJa - Seguí riendo.
- Ve señor guardia. Estos están todos volados y curaos. Nosotros, estábamos allá en la esquina tranquilos y nos empezaron a gritar leseras y nos paramos para que se callaran.
- A ver el carné de ustedes.
- No tenemos .Nosotros no somos de la U, no estudiamos acá.
- Ya, se tienen que ir todos de acá. Ustedes primero- Nos señala- No porque haga calor se van a poner a tomar acá, eso ya lo saben ya. Váyanse altiro antes de que llegue el otro guardia. Ustedes esperen a que ellos se alejen un poco, no quiero problemas.
- Bueno – dijimos.
Tomamos la mochila. En una bolsa echamos las latas que estaban vacías y nos fuimos. Íbamos bajando las escaleras y escuchamos por detrás al guardia preguntarles:
- ¿Y este quitasol para que es?
- JaJaJaJa ¡Son pololos!
Y nos pusimos a corre. Estaban realmente buenos.

Guillermo A. Zurita Soto.
(07-Noviembre-2007)
(no me gusta mucho como queda compaginado, pero asi nomas es la cosa)

martes, octubre 30, 2007

El televisor hace rato que perdió la señal



El televisor hace rato que perdió la señal. Ya ningún canal daba nada, solo concursos huevones. La radio estaba mala y no tenia pilas en el pendrive. Estaba realmente cagao. Llevaba dos piscolas aparte de las chelas que nos habíamos tomado a la salida de clases. Si cagaba en este certamen me iría a la mierda. Ya no tenia opciones de solicitud y este ramo lo estaba dando por tercera. Me preparo una piscola y prendo un cigarro. El pisco era malo, la bebida sin gas. ¿En que momento me había ido a la mierda? Ya hace algo de tres meses que mi vida se había estado viniendo a la mierda.
Mejor me cambio de pieza y me voy al computador. Prendo msn. Y ahí aparece. – Hola, en que estas?- Todo esto acompañado de no se cuantas carita felices y monitos saludando. – En nada, estaba por empezar a tomarme una chela, pero me da lata tomar solo (Carita de pena) Y tu? Que haces?- Preguto. – En nada, si quieres voy pa alla y nos tomamos una chela. Llevo algo?- No nada, estoy piola, trae cigarros si quieres, te espero entonces, chauuuu (Una vaca haciendo señas) - chau- Corro a la pieza, agarro dos lucas y las llaves que estaban sobre la cama. Paso a la cocina a sacar dos envases y rajo. Como a dos cuadras vendían copete, ojala este abierto aun. Cerrado. Toco la cortina metálica y grito por el borde
- Caco, caco hueón, véndeme dos chelas porfa
- ¿Quien es?.
- Yo po hueón, no me caguis, necesito las chelas y rápido que me vienen a ver.
- Por que no me dijo antes compadrito, escudo?
– Si, dos porfa, hasta que hora vas a tener abierto?
- Si ya esta cerrado mata de hueas, pero me quedare acá, me estoy tomando unos copetes con el toco. Con cuanto pagai?
- 2 lucas. Entonces si mas tarde me falta copete puedo venir?
- Demás, déle nomás. Pero hasta como las 4 nomás
Levanta la cortina un poco, le paso las dos lucas y me devuelve en una bolsa las dos chelas.
- El vuelto va adentro, que le vaiga lindo.
- Chao hueón y gracias. Chao toco - Grite
Y rajé para la casa. Deje una chela en el refrigerador y con la otra me fuí para el computador y llene un vaso, una par se sorbos, prendo un cigarro y suena el timbre.
Abro
- Hola. Como estay? Estaba reaburria en mi casa y o sabia que chucha hacer, además no tenia sueño.
- Chucha gracias, yo también tenía caleta de ganas de verte.
- Jajjaj, sorry, estabay tomando mentiroso
- Nop, el vaso me lo serví recién, pero me tome un par de chelas después de un certamen. Y tu? Que onda?
Me contó que estaba por terminar, que le faltaban solo dos ramos y la tesis. Que la estaba haciendo en no se que hueá de área de salud y todo eso. Que estaba pololeando hace dos meses, que le habían regalado auto y que por eso me había venido a ver, porque antes en micro le daba susto venir tarde a estos lados. Que sus viejos estaba bien y su hermana ya había entrado a la U y que le iba la raja. Y puras leseras que realmente no me interesaban, que hasta me hicieron bostezar un par de veces. Pero de que estaba rica, estaba rica. Siempre me había calentado, desde los trece años mas o menos, de cuando ella tenía trece y yo 18 o 19. Cuando éramos pendejos fuimos vecinos por caleta de tiempo. Mis viejos eran súper amigos de sus viejos, nuestros hermanos reamigos. Paseos familiares, años nuevos y hasta una navidad pasamos juntos. A su familia le había ido bien en todo. Su viejo no recuerdo en que negocio se metió pero le empezó a ir la raja y se cambiaron de barrio y no los vimos más. Una vez su mama fué a hablar con mi vieja para que le consiguiera una nana y una niñera porque ella no podía más con el gimnasio, sus cursos y los hijos. Para eso nomás aparecieron por la casa. Familia de mierda, como me encabronaba cada vez que sabia de ellos. Si hasta las hijas le habían salido ricas y el pendejo salía de modelo para una marca de jeans. No se que habían hecho mal mis viejos pero nunca pudimos salir del hoyo. Pero con esta mina todo era diferente. No la veía de los 15 años. Una vez fue ella la que me reconoció a la salida de una discotheque. Ya tenía 22 y me llevo a la casa en el auto de su pololo. Hasta el hueón era buena onda. Por la mierda no los podía odiar. No tenía nada que decir. Ningún punto por donde atacar. Realmente les tenía bronca. Mis viejos se tuvieron que ir de acá para buscar otra hueás y ahí les fue bien. Por lo menos estoy bien en eso, pero de que les tenia bronca les tenia, y caleta. Pero con esta mina nunca pude hacer nada, era la raja. Cuando podía me invitaba a su casa pero nunca fui. Si ella venia bastante. Hasta que empezó a andar con su último pololo que era un saco de hueas.
Nos terminamos las chelas hablado de no sé que. – Quieres tomar algo más? Tengo pisco parece. En la cocina parece que me queda algo.
- No gracias. Tomaría más chela. Hay algo abierto por acá pa que compremos?
- A dos cuadras. Yo cacho al dueño, demás esta despierto.
Fuimos en su auto, porque a pesar de que llevo tiempo acá no me gustan estas calles.
Cuando llegamos de vuelta a la casa, estacionó el auto y me dio un beso. Se acercó más a mi, abrió la guantera, sacó un porta cd y se bajó.
- Tengo mala la radio, no se puede escuchar cd. Aaaa pero en el computador si.
- Piola
Llegamos al comedor y se sentó, saco un compact todo rallado y una bolsa. Tiro cuatro líneas, saco un billete de diez, nuevo, de su billetera y se mando dos líneas, me pasó el billete a mí e hice lo mismo. Y nos empezamos a cagar de la risa. Agarro el computador. Abrió una carpeta, pinchó un documento y se puso a leer. Yo fui pro el pisco que estaba en la cocina. Cuado llegue seguía leyendo. Me prepare una piscola y me quede sentado. Se cagó de la risa.
- Esta bueno el cuento, es tuyo?
- Si? Lo hice como hace dos años.
- Tu cuando chico igual escribías cierto?
- Si.
Agarró mi vaso y tomo de mi piscola, -Tenis otro vaso? Me va a dar sueño con la chela.
Fui por otro vaso. Se había sacado la chaqueta y el chaleco. Se veía súper rica. Me senté y trate de darle un beso, pero se corrió y se puso a cambiar la música del computador. Me quede como huevón mirando al lado con la piscola en la mano. Prendí un cigarro para pasar mas piola y me dijo que lo apagara, que quedaría con la boca con sabor a cigarro. – Que onda- Lo seguí fumando y me lo quitó. Le dio dos bocanadas grandes y lo apagó. Siempre me cagaban con hueás como esas las minas, y yo hueón caliente me quedaba piola. Esta vez me pique y prendí otro y le dije no empezara con hueás de pendeja. Que me dejara fumar tranquilo. Que si me lo volvía quitar el cigarro y lo apagaba, se iba. Agarro la caja de compacts. Pensé que se iría. Volvió a sacar la bolsa y tiro dos líneas más. Una para cada uno. Y seguimos callados escuchando música.
Terminó su vaso y me preguntó si podía estacionar el auto dentro. Le pasé las llaves y le dije que lo entrara ella y fue. Yo no podía manejar, y menos maniobrar en el pasaje que era reangosto.
Volvió.
– Oye. Pasé a pisar unas flores que tenias en la entrada, sorry.
- No importa, esas hueás crecen solas, ni las riego.
Las regaba todas las semanas, y trataba de cuidarlas a cagar. Vez que venia mi vieja, de lo que más se preocupaba era de sus plantas. Ahora no se que tan echas tira están, pero mañana veré eso.
Nos servimos dos piscolas más - ¿Un cañito?- Me dijo. Le dije que no, que estaba cagao de sueño, que además no me gustaba mucho, pero que fumara si quería. Lo guardó. Nos terminamos las piscolas y puso uno de sus discos. Era puro reguetón, y se puso a bailar. Se veía más rica aun, y me dio la mano para que bailara con ella. Ahí empezó lo mejor. Me dio dos patos como haciéndose la hueona. Sabia que me tenia listo. Sonó su celular, lo apagó y siguió bailando. Yo estaba como pico. Le dije que sacara dos más y las sacó. De repente me empezó a salir sangre de nariz. Pendeja hueona no sabia ni comprar bien, seguramente se la cagaron. Pero de que paraba, paraba. Fui al baño a limpiarme. Volví con un pedazo de confort en la nariz y se cagó de la risa.
No daba más y le dije que nos fuéramos a acostar. Agarro sus cosas y se fue para mi pieza. Puso la alarma en su teléfono y se acostó. Me acosté.
- Tenis condones?
- No, chucha sorry
- A no importa, yo tomo pastillas así que piola, no tienes ni una hueá rara cierto?.
Me reí y empezamos a empelotarnos en la cama.
Sonó su teléfono. Era su papa: Donde estas? Que es tan tarde, que mañana tienes clases. Que con quien estas?
Le explicó que estaba conmigo en mi casa. Le tuvo que recordar quien era yo y que se iría mas tarde.
- Que haces allá? Vente altiro? Y no se que más. Se escuchaba todo por el teléfono. Como le gritaba. Ella corto
- Viejo culiao- y corto.
- Si, viejo culiao- pensé.
Guillermo A. Zurita Soto
(30-10-2007)

martes, octubre 23, 2007

Desde que su vieja se había ido que estaba tomando esas pastillas. Todos decían que se había arrancado con un gitano, un vendedor viajero o algo así. Ya que nadie sabía con quien se había ido, y nunca se dijo nada de algún movimiento extra que tuviese. Para bien o mal eso siempre se sabe.
Esas pastillas la tenían todo al día media rara. Atontada, media dormida, lenta. Cuando las mezclaba con copete era raro. Esa vez fue la mas rara de todas. Habíamos fumado una cola que pillo en el cenicero del auto. Yo quede bien, no fumaba hace tres días y no era mucho. Pero a ella le hizo un efecto diferente. Estaba exageradamente excitada, gritaba. Gritaba por la ventana a la gente en la calle y a mi, que estaba a su lado, también me gritaba. Me empezó a retar. Todo gritando. Que había hecho no se que cosa y no había hecho no se que otra. Que manejaba muy lento, que tuviese cuidado con la gente, y a los otros autos le gritaba. En la casa pensé que se callaría un rato, que se calmaría con la música.
Cuando abrí la puerta me di cuenta de que no seria así. Corrió a la cocina y ahí se encerró. Golpeé la puerta y me puse a buscar las llaves desesperado. Pero en todo ese desorden nunca las pillaría. Salio con dos piscolas preparadas, la botella de pisco bajo un brazo y se sentó en la cama. Dejo la botella en la mesa donde almuerzo, entre platos y ollas que parecían estar ahí desde no se que tiempo. Pesé que no sabia donde escondía los copetes, pero al parecer me equivocaba. Le pedí que los dejara y que me pasara la botella. Solo me paso uno.- Que te ponis pessooooooa. Si te serví uno, por lo menos agradéceme- Gracias, pero por favor toma ese nomás, después podemos salir ¿vamos al cine? Están dando la del Rumpi, Radio Corazón, me dijeron que era buena, yo te invito- No, tú mismo me dijiste que era mala, no quiero ir. Me quiero quedar acá- Por más que trataba, nunca le pude quitar un copete, ni hacer que tomara menos. Otras veces por suerte eran restos los que tenía. Esta vez no recuerdo porque tenia una botella de pisco entera. La bebida ya no tenía gas y hielo nunca tengo. Su piscola no alcanzo a durar lo que me demoré en seleccionar algún disco para escuchar. Cuando la vi preparando la segunda no me aguante más y le grite que dejara eso, que ya no podía tomar más, que ella sabía como se ponía cuando tomaba. Que esta vez no la podría llevar a la clínica. La última vez querían llamar a los pacos pensando que yo la había tratado de intoxicar. Si su psiquiatra sabia que estaba tomando le diría a su papá que era yo el que le daba copete. Ya lo había hecho una vez. Su viejo me había perdonado, porque sabía que no era todo culpa mía, pero no lo haría de nuevo.
Se puso a llorar como siempre lo hacia. Que yo no la entendía, que no se iba a curar, que siempre le gritaba y que yo no sabía todas las cosas que tenía en la cabeza.
Eso era cierto. Estaba bastante mal, los medicamentos eran fuertísimos y su familia era un problema aun mayor. Aparte de lo de su madre, estaba su papá que parecía estar tan ausente como la vieja. Una hermana media alcohólica que en más de una ocasión le había pegado y robado plata. Su hermano era un caso aparte, estudiaba y trabajaba. Parecía irle bien en todo, por eso mismo nunca estaba en casa, se avergonzaba de ella y del resto. Todo era bastante feo en esa casa.
Cuando iba en la mitad del vaso se levantó para ir al baño, se llevo su vaso y la botella. Pensé en esconder el reto de bebida, pero si tomaba pisco solo seria peor. Corrí al la cocina y vote el la mía. Al volver ella le pedí la botella para prepararme una. No me la quiso pasar hasta que le entregué mi cámara y la sostuvo en alto hasta que le devolviese la botella. Me llené el vaso de pisco lo que más pude para que así quedara menos. La piscola más mala que he probado. Si no se la entregaba, seguro que reventaría la cámara contra el suelo. Dos sorbos pequeños y fui a botar la mitad a la cocina y volví por mas bebida. Ella aun gritaba. Todo lo que me decía lo hacia gritando.. Ya eran las cuatro de la mañana, y no quería tomar más.
Me senté en la cama y le empecé a hacer cariño. A dar besos en el cuello. Ella quieta seguía con su copete, traté de acercar mi mano a la suya, pero la alejo. Sabía que quería quitarle el vaso. La empecé a tomar por la cintura, lento para que no se enojara. Le tomé las piernas y me empezó a dar besos en el cuello y pecho. Traté de subir su polera, mientras lo hacia dejó el vaso a un lado, pero ya sin la polera lo volvió a coger. Empecé acariciarla las pechugas y a solté su sostén. Metí la mano por debajo de su falda. Sabía como excitarla y ella sabia que también me excitaba. Siempre lo había hecho, desde que yo pololeaba con su mejor amiga. Dejo su vaso y se recostó hacia atrás en la cama. Terminé de desnudarla, mientras ella hacia lo mismo conmigo. En un momento se levanto y volvió coger el vaso. Dio un trago largo y se volvió a recostar. Seguimos tocándonos largo rato hasta que estábamos los dos bajo las sábanas. Me levante a apagar la luz y a subir la música. Y me volví a acostar. Le dije que iría al baño a buscar un condón. Me levanté y tratando de hacer el menor ruido posible, tome la botella de pisco y mi vaso que estaba medio lleno aun. Prendí la llave del agua y vacié en el lavamanos la botella, lo mismo hice con el vaso. Abrí el botiquín y empecé a buscar los condones. Estaba en eso cuando escuché una puerta cerrarse de un portazo. Salí corriendo y se había ido. Aun estaba en mi pieza su mochila. De su ropa no quedaba nada. Me vestí y salí corriendo detrás de ella. No la encontré, subí corriendo a coger las llaves de su auto y volví a bajar. Tomé el auto y la salí buscar. No podía estar lejos. Estaba muy mal para caminar muy rápido. No debía estar lejos, pero aun así no la encontraba.
Ya son las seis. No creo que la encuentre.
Guillermo A. Zurita Soto.
(22-10-2007)

miércoles, octubre 17, 2007

Era la una de la mañana y ya estaba bastante ebrio, solo en mi cuarto. Trataba de escribir un cuento para ese concurso culiao, en el que el año anterior en el que no pase ninguna etapa. Eran puros pendejos de mierda los que concursaban, escribiendo hueas de adolescencia suicida y me ganaron. Yo tenía una historia casi autobiografiíta. Tan como el pico será mi vida como para no pasar a segunda ronda. De repente sonó el citófono. Siempre venia cuando se enojaba con su pololo o con sus papas. Sabía que la iba a recibir. Siempre la recibía, además vivía relejos como para darle un portazo en la cara y tampoco lo haría. Ella sabia que no o haría. Sabía cuanto aun la quería. Fui un maricen cuando estuvimos juntos y lo se. Me la cagué, le puse el gorro cuantas veces pude y lo acepto. La traté como el forro. Pero cuando todo cagó y se metió con otro me empezó a gustar más. La empecé a quedes más. Y ella lo sabia, y sacaba ventaja de ello. Ese día, como ningún otro, se veía bien, rica, linda, con cara de pena y pasada a copete, pero mas linda que nunca. Entró – Hola- Fue a mi pieza, dejo sus cosas, se saco sus zapatos y fue a la cocina. Cogió dos vasos. No vio que yo ya estaba tomando, por eso cogió dos vasos, les puso hielo y volvió a mi pieza. Realmente no sabía que atado había tenido ahora, pero igual la recibí. En la pieza llenó los vasos. Nunca vi a una mina servir un copete tan cabezón y tomárselo tan rápido como lo hizo. La cagó, quedé con el copete en la mano, con un sorbo y haciendo viejitos. Me dijo que había terminado con su pololo, que su vieja hace dos semanas que no volvía a la casa. Se puso a llorar. Dos veces la había visto llorar, pero nunca así. La primera para la muerte de su abuela y la otra cuando perdió la guagua que esperaba de mí. Pero esta vez no se porque la sentí diferente. Era con rabia. Después del segundo copete me dijo algo de su pololo y su vieja. Al principio no entendí, y después caché la hueá. No es que se hubiesen metido entre ellos. La viaje acosaba y hueveaba al loco. La vieja siempre competía con ella, desde su primer pololo. Conmigo la vieja fue piola y buena onda. Nunca encontré nada raro. O la señora era muy buena onda o yo muy feo, pero nunca me joteó a mi. Según ella a mi también me hueveaba. Que la vieja la odiaba. Que se llevaban con el pico. Que todos sus amigos se la habían agarrado, y que a su viejo, que era la raja, le importaba un bledo. Que el supo las hueás; que la vieja estuvo con sus amigos, pero que cuando cachó lo de su pololo quedó la cagá. Que le había sacado la chucha a su mamá. Que se agarro con el pololo, también. Quedó la cagá parece. Otro copete mas y cambie la música. Estaba media depresiva y no quería contribuir más con el drama. Además como ya estaba medio curao, no quería parecer jote tan temprano. Y menos aprovecharme en esos momentos. Muchas veces lo hice y a pesar de que sacaba ventaja por el rato, después perdía más. Me dijo que cambiáramos de puesto, porque yo estaba todo el rato pendiente de la música y de las ventanas que se abrían en Messenger. Entonces fue cuando se sentó y comenzó a leer mi cuento. No se como sacó conclusiones de que la historia se trataba en cierto modo de la nuestra. Y se puso a llorar. Me pidió perdón por todo. Que la había cagado con dejarme por ese hueón y todo eso. Que el otro hueón era penca, que siempre conmigo fue diferente y eso. Me dieron unas ganas mariconas de cagarme de la risa que tuve que aguantarme. Otro copete más y seguíamos conversando de lo mismo. Llevábamos una hora y media hablando de lo mismo. Me sentía como el forro por querer cambiar el tema. Pero por un momento pensé que talvez la podría recuperar. Volver a lo mismo de antes. Con la seguridad de que su vieja no estaría ahí, a mi no me hizo nada, pero para darle seguridad a ella. Se acabo el copete y saque un poco de ron que tenia guardado en el closet y seguimos. Le ofrecí una línea y me dijo que si. Una para cada uno, grandecitas por que me estaba quedando dormido. Y me pidió otra. Me quedaba para cuatro más pero me quedaría pato, saque dos más, más chicas obviamente. Se mando la de ella y la mitad de la mía. Me cagó. Me mande lo que me dejó y seguimos conversando. Me dijo que fuéramos a comprar algo para comer, que ella se rajaba, pero ni cagando sacaba la moto a esa hora y en ese estado, nos hubiésemos matado. Así que le preparé unas de tostadas con lo que pillé. Cuando volví a la pieza no estaba. Toqué la puerta del baño y la pillé vomitando. Pálida, con sangre en la nariz. La levante, la metí a la tina y prendí la ducha. No la llevaría ni cagando a un hospital. Estaba seguro de estar funao con los pacos y no cagaría por eso. Además ya había reanimado muertos ates y lo volví a hacer. Tosió y votó otro poco de vomito, ya no le salía sangre de nariz. Puse el agua caliente. Y le dije que se quedara ahí un rato. Pasaron 10 minutos y ya estaba mejor. Curada aun, con la cara hecha mierda, pero mejor. Le saque la ropa hasta que quedara en calzón y sostén y le dije que se parara. La tuve que ayudar. La seque bien y la lleve en brazos a mi cama. Ahí se saco el resto de la ropa, le pase un bóxer y una polera. La tapé bien y prendí un cigarro sentado al lado de ella. Estaba como pico. Saque lo último que me quedaba, le di un poco y se recupero. Se sentó. Nos miramos largo rato y volví al computador. No me iba a aprovechar de la situación. Desde lejos seguimos conversando mientras yo me tomaba el resto del ron. Empezó a quedarse dormida mientras la miraba. Seguía viéndose linda, más de lo que antes me llegué a imaginar. Imprimí lo que llevaba de cuento me senté en los pies de la cama y no paré de escribir. Son ya las seis de la mañana y no me atrevo a terminarlo. No quiero que termine este cuento. No lo mandaré a ningún concurso ni se lo mostrare a nadie. Lo tapearé y los respaldare en 1.000 copias y las dejare escondidas. Pero no se como terminar. No me atrevo a darle un final feliz que se que no tendrá y no quiero darle el final que tendrá, por que no lo quiero para mi.
Guillermo A. Zurita Soto
(17/10/2007)