martes, octubre 30, 2007

El televisor hace rato que perdió la señal



El televisor hace rato que perdió la señal. Ya ningún canal daba nada, solo concursos huevones. La radio estaba mala y no tenia pilas en el pendrive. Estaba realmente cagao. Llevaba dos piscolas aparte de las chelas que nos habíamos tomado a la salida de clases. Si cagaba en este certamen me iría a la mierda. Ya no tenia opciones de solicitud y este ramo lo estaba dando por tercera. Me preparo una piscola y prendo un cigarro. El pisco era malo, la bebida sin gas. ¿En que momento me había ido a la mierda? Ya hace algo de tres meses que mi vida se había estado viniendo a la mierda.
Mejor me cambio de pieza y me voy al computador. Prendo msn. Y ahí aparece. – Hola, en que estas?- Todo esto acompañado de no se cuantas carita felices y monitos saludando. – En nada, estaba por empezar a tomarme una chela, pero me da lata tomar solo (Carita de pena) Y tu? Que haces?- Preguto. – En nada, si quieres voy pa alla y nos tomamos una chela. Llevo algo?- No nada, estoy piola, trae cigarros si quieres, te espero entonces, chauuuu (Una vaca haciendo señas) - chau- Corro a la pieza, agarro dos lucas y las llaves que estaban sobre la cama. Paso a la cocina a sacar dos envases y rajo. Como a dos cuadras vendían copete, ojala este abierto aun. Cerrado. Toco la cortina metálica y grito por el borde
- Caco, caco hueón, véndeme dos chelas porfa
- ¿Quien es?.
- Yo po hueón, no me caguis, necesito las chelas y rápido que me vienen a ver.
- Por que no me dijo antes compadrito, escudo?
– Si, dos porfa, hasta que hora vas a tener abierto?
- Si ya esta cerrado mata de hueas, pero me quedare acá, me estoy tomando unos copetes con el toco. Con cuanto pagai?
- 2 lucas. Entonces si mas tarde me falta copete puedo venir?
- Demás, déle nomás. Pero hasta como las 4 nomás
Levanta la cortina un poco, le paso las dos lucas y me devuelve en una bolsa las dos chelas.
- El vuelto va adentro, que le vaiga lindo.
- Chao hueón y gracias. Chao toco - Grite
Y rajé para la casa. Deje una chela en el refrigerador y con la otra me fuí para el computador y llene un vaso, una par se sorbos, prendo un cigarro y suena el timbre.
Abro
- Hola. Como estay? Estaba reaburria en mi casa y o sabia que chucha hacer, además no tenia sueño.
- Chucha gracias, yo también tenía caleta de ganas de verte.
- Jajjaj, sorry, estabay tomando mentiroso
- Nop, el vaso me lo serví recién, pero me tome un par de chelas después de un certamen. Y tu? Que onda?
Me contó que estaba por terminar, que le faltaban solo dos ramos y la tesis. Que la estaba haciendo en no se que hueá de área de salud y todo eso. Que estaba pololeando hace dos meses, que le habían regalado auto y que por eso me había venido a ver, porque antes en micro le daba susto venir tarde a estos lados. Que sus viejos estaba bien y su hermana ya había entrado a la U y que le iba la raja. Y puras leseras que realmente no me interesaban, que hasta me hicieron bostezar un par de veces. Pero de que estaba rica, estaba rica. Siempre me había calentado, desde los trece años mas o menos, de cuando ella tenía trece y yo 18 o 19. Cuando éramos pendejos fuimos vecinos por caleta de tiempo. Mis viejos eran súper amigos de sus viejos, nuestros hermanos reamigos. Paseos familiares, años nuevos y hasta una navidad pasamos juntos. A su familia le había ido bien en todo. Su viejo no recuerdo en que negocio se metió pero le empezó a ir la raja y se cambiaron de barrio y no los vimos más. Una vez su mama fué a hablar con mi vieja para que le consiguiera una nana y una niñera porque ella no podía más con el gimnasio, sus cursos y los hijos. Para eso nomás aparecieron por la casa. Familia de mierda, como me encabronaba cada vez que sabia de ellos. Si hasta las hijas le habían salido ricas y el pendejo salía de modelo para una marca de jeans. No se que habían hecho mal mis viejos pero nunca pudimos salir del hoyo. Pero con esta mina todo era diferente. No la veía de los 15 años. Una vez fue ella la que me reconoció a la salida de una discotheque. Ya tenía 22 y me llevo a la casa en el auto de su pololo. Hasta el hueón era buena onda. Por la mierda no los podía odiar. No tenía nada que decir. Ningún punto por donde atacar. Realmente les tenía bronca. Mis viejos se tuvieron que ir de acá para buscar otra hueás y ahí les fue bien. Por lo menos estoy bien en eso, pero de que les tenia bronca les tenia, y caleta. Pero con esta mina nunca pude hacer nada, era la raja. Cuando podía me invitaba a su casa pero nunca fui. Si ella venia bastante. Hasta que empezó a andar con su último pololo que era un saco de hueas.
Nos terminamos las chelas hablado de no sé que. – Quieres tomar algo más? Tengo pisco parece. En la cocina parece que me queda algo.
- No gracias. Tomaría más chela. Hay algo abierto por acá pa que compremos?
- A dos cuadras. Yo cacho al dueño, demás esta despierto.
Fuimos en su auto, porque a pesar de que llevo tiempo acá no me gustan estas calles.
Cuando llegamos de vuelta a la casa, estacionó el auto y me dio un beso. Se acercó más a mi, abrió la guantera, sacó un porta cd y se bajó.
- Tengo mala la radio, no se puede escuchar cd. Aaaa pero en el computador si.
- Piola
Llegamos al comedor y se sentó, saco un compact todo rallado y una bolsa. Tiro cuatro líneas, saco un billete de diez, nuevo, de su billetera y se mando dos líneas, me pasó el billete a mí e hice lo mismo. Y nos empezamos a cagar de la risa. Agarro el computador. Abrió una carpeta, pinchó un documento y se puso a leer. Yo fui pro el pisco que estaba en la cocina. Cuado llegue seguía leyendo. Me prepare una piscola y me quede sentado. Se cagó de la risa.
- Esta bueno el cuento, es tuyo?
- Si? Lo hice como hace dos años.
- Tu cuando chico igual escribías cierto?
- Si.
Agarró mi vaso y tomo de mi piscola, -Tenis otro vaso? Me va a dar sueño con la chela.
Fui por otro vaso. Se había sacado la chaqueta y el chaleco. Se veía súper rica. Me senté y trate de darle un beso, pero se corrió y se puso a cambiar la música del computador. Me quede como huevón mirando al lado con la piscola en la mano. Prendí un cigarro para pasar mas piola y me dijo que lo apagara, que quedaría con la boca con sabor a cigarro. – Que onda- Lo seguí fumando y me lo quitó. Le dio dos bocanadas grandes y lo apagó. Siempre me cagaban con hueás como esas las minas, y yo hueón caliente me quedaba piola. Esta vez me pique y prendí otro y le dije no empezara con hueás de pendeja. Que me dejara fumar tranquilo. Que si me lo volvía quitar el cigarro y lo apagaba, se iba. Agarro la caja de compacts. Pensé que se iría. Volvió a sacar la bolsa y tiro dos líneas más. Una para cada uno. Y seguimos callados escuchando música.
Terminó su vaso y me preguntó si podía estacionar el auto dentro. Le pasé las llaves y le dije que lo entrara ella y fue. Yo no podía manejar, y menos maniobrar en el pasaje que era reangosto.
Volvió.
– Oye. Pasé a pisar unas flores que tenias en la entrada, sorry.
- No importa, esas hueás crecen solas, ni las riego.
Las regaba todas las semanas, y trataba de cuidarlas a cagar. Vez que venia mi vieja, de lo que más se preocupaba era de sus plantas. Ahora no se que tan echas tira están, pero mañana veré eso.
Nos servimos dos piscolas más - ¿Un cañito?- Me dijo. Le dije que no, que estaba cagao de sueño, que además no me gustaba mucho, pero que fumara si quería. Lo guardó. Nos terminamos las piscolas y puso uno de sus discos. Era puro reguetón, y se puso a bailar. Se veía más rica aun, y me dio la mano para que bailara con ella. Ahí empezó lo mejor. Me dio dos patos como haciéndose la hueona. Sabia que me tenia listo. Sonó su celular, lo apagó y siguió bailando. Yo estaba como pico. Le dije que sacara dos más y las sacó. De repente me empezó a salir sangre de nariz. Pendeja hueona no sabia ni comprar bien, seguramente se la cagaron. Pero de que paraba, paraba. Fui al baño a limpiarme. Volví con un pedazo de confort en la nariz y se cagó de la risa.
No daba más y le dije que nos fuéramos a acostar. Agarro sus cosas y se fue para mi pieza. Puso la alarma en su teléfono y se acostó. Me acosté.
- Tenis condones?
- No, chucha sorry
- A no importa, yo tomo pastillas así que piola, no tienes ni una hueá rara cierto?.
Me reí y empezamos a empelotarnos en la cama.
Sonó su teléfono. Era su papa: Donde estas? Que es tan tarde, que mañana tienes clases. Que con quien estas?
Le explicó que estaba conmigo en mi casa. Le tuvo que recordar quien era yo y que se iría mas tarde.
- Que haces allá? Vente altiro? Y no se que más. Se escuchaba todo por el teléfono. Como le gritaba. Ella corto
- Viejo culiao- y corto.
- Si, viejo culiao- pensé.
Guillermo A. Zurita Soto
(30-10-2007)

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